
El CO2 es un gas inodoro e incoloro, más pesado que el aire, que puede acumularse en zonas mal ventiladas o espacios confinados en nubes de bajo nivel que sustituyen al oxígeno, lo que supone una amenaza de asfixia en casos extremos.
La CAC (Captura y Almacenamiento de Carbono) es una opción en la cartera de acciones de mitigación para la estabilización de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero y la consecución de los objetivos globales de reducción de CO2.
La captura y el almacenamiento de CO2, resumidos bajo la abreviatura CCS de Carbon Capture and Storage o Carbon Dioxide, Capture, Utilization & Storage (CCUS), se consideran una tecnología de transición crucial para reducir rápidamente las emisiones netas de CO2. Normalmente, el CO2 se captura de fuentes industriales y relacionadas con la energía, como una central eléctrica de carbón, una planta química o una central eléctrica de biomasa.
La captura de carbono consiste en capturar el CO2 antropogénico residual, transportarlo a un lugar de almacenamiento y depositarlo en sumideros como un depósito geológico, donde no puede entrar en la atmósfera. La CAC puede aplicarse a grandes fuentes puntuales, como las instalaciones energéticas de combustibles fósiles, como las centrales de gas natural o las plantas de fabricación de acero. Tras capturar el CO2, se comprime y transporta para su almacenamiento geológico. Para transportar grandes cantidades de CO2 a distancias de unos 1.000 km se prefieren las tuberías. Si el volumen de CO2 es inferior a unos pocos millones de toneladas al año, se prefieren económicamente los buques o camiones. Una vez inyectado en el subsuelo, el CO2 asciende hasta quedar atrapado en una capa impermeable o roca impermeable donde se almacena indefinidamente.
La captura de CO2 desempeña un papel importante en grandes instalaciones energéticas basadas en el carbono, industrias con grandes emisiones de CO2 (por ejemplo, producción de cemento, siderurgia), procesamiento de gas natural, plantas de combustibles sintéticos y plantas de producción de hidrógeno a partir de combustibles fósiles, y también contribuye al gran objetivo de reducción de gases de efecto invernadero.
Los gases típicos que hay que tener en cuenta durante los procesos de captura de carbono son el Oxígeno (en términos de deficiencia), el Dióxido de Azufre (SO2), las Aminas (RNH2) R por ejemplo: Metil- (CH3) o grupos Etilo- (CH2CH3-), Óxidos de Nitrógeno (NO2, NO) y Dióxido de Carbono (CO2). Una detección fiable es esencial para aumentar la seguridad de los trabajadores.
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Debido al peso del CO2, un 60% más pesado que el aire, este gas tiene tendencia a acumularse en puntos bajos, como zonas de terraplenes y fosos. Esto puede aprovecharse en beneficio de la obra. Los detectores deben colocarse debajo de las tuberías y pueden alertar de cualquier acumulación de CO2. La detección por infrarrojos proporcionará una medición precisa del nivel de ppm. Adecuados para sistemas de baja y alta presión, y centrados principalmente en la protección del personal, deben colocarse en zonas frecuentadas por éste.
El CO2 en %vol o ppm puede detectarse mediante detección IR puntual.
A niveles superiores al 5% de concentración, el CO2 es tóxico para los seres humanos. Sólo medir el O2 no es suficiente y los niveles de CO2 pueden aumentar y abrumar a los usuarios. El curso de una lesión al respirar altas concentraciones de CO2 no es la hipoxia (bajos niveles de oxígeno en los tejidos corporales) sino la intoxicación por dióxido de carbono.
El personal debe llevar un detector de gas móvil para asegurarse de que el usuario es consciente de los niveles altos/tóxicos de CO2.
Un equipo adecuado de salud y seguridad en el trabajo es esencial para proteger a los empleados durante los trabajos operativos y de mantenimiento.
Debido a los altos niveles de CO2 o a la posibilidad de que se produzcan, se requiere un suministro de aire independiente para trabajar y en caso de emergencia, el tipo de dispositivo necesario depende del tiempo que se tarde en llegar a una zona de respiración segura. NO se permite el uso de APR. Los dispositivos respiratorios de escape deben estar disponibles en caso de emergencia.
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