1906: El desastre de la mina de Courrières, el cual se cobró lavida de más de 1.000 personas, marca una gran impresión en Bernhard Dräger. Él viaja a Francia para experimentar por si mismo las condiciones de trabajo subterráneas. Su fin, hacer aparatos respiratorios más seguros y mejorar su desempeño en la práctica. Los nuevos aparatos pronto serán evidencia de ser altamente efectivos en desastres de minas en Europa y Estados Unidos. No es sorprendente que las personas de rescatesean aun conocidas como “Draegermen” en la industria minera en Norteamérica. 

Mientras viajaba por Inglaterra, Johann Heinrich Dräger escuchó a los mineros de Newcastle hablar sobre la urgente necesidad de contar con un dispositivo para reanimar a los hombres que eran rescatados inconscientes de las minas. Poco después, en Londres, fue testigo del rescate y reanimación de un joven a punto de ahogarse en el Támesis. Se le ocurrió una idea visionaria: Las personas que pierden el conocimiento por falta de oxígeno deberían ser ventiladas inmediatamente con una máquina que puede salvarles la vida. Cuando regresó a su casa en Lübeck, Johann Heinrich Dräger empezó a diseñar el Pulmotor, el primer ventilador de emergencia fabricado en serie del mundo.